miércoles, 16 de julio de 2014

EMPRENDEDOR: "No hay camino, se hace camino al andar (Joan Manuel Serrat)"

Como a casi la mayoría de personas, a mi me encanta viajar pero no por el hecho de salir de la casa, o cambiar de ambiente, o descansar, o incluso aguantar calorcito.  Es más, me diferencio de la mayoría en que prefiriero hacerlo por tierra (En carro, moto, bus, tren, etc.), excepto en "cebollero", por aquello de la parada de media hora en cada pueblo 50 ºC, los olores autóctonos, las gallinas colgando por las patas y lo que no puede faltar, el señor o la señora que se sienta al lado con un peladito en las piernas al que lo primero que le dice es "no se vaya a marear", y como uno lo primero que le dicen es lo primero que hace...).  pero, eso es harina de otro costal.


Como decía lo que más me gusta de viajar no es el destino en si, sino  el camino.  Es esa sensación antes de salir cuando ya tienes todo listo y repasas por la mente que no se te vaya a quedar nada, aunque siempre se queda algo (cepillo de dientes), que todo haya quedado ordenado, que no te vayan a cortar la luz mientras estas afuera, etc. Entonces sales a la puerta, guardas todo en el baúl, o lo amarras a la parrilla de la moto según el caso, enciendes el motor, reversa, metes primera y arrancas.  Es esa sensación de arrancar, de iniciar, de emprender un camino, la que me maravilla.  Ves hacia el frente y observas el camino por delante y piensas: "tengo todas las opciones por delante, hay un mar inmenso de posibilidades  y yo puedo decidir cual seguir";  por un momento te olvidas del destino y te concentras en la ruta, en el camino; lo importante es este momento, el ahora. Es más si sales antes del amanecer y llegas a la carretera cuando comienza el alba, es poesía pura, porque con el inicio de tu viaje, se conjuga el inicio de un nuevo día lleno de experiencias y cosas por vivir.  Los colores del cielo sólo te invitan a llenar tu vida de emociones nuevas. Entonces, te olvidas del destino y te centras en el ahora, en hacer las cosas lo mejor que puedes, manejar perfecto a una velocidad adecuada, a seguir las indicaciones que te han dado, a utilizar todas las herramientas que tienes a la mano de la mejor forma, lo más eficiente posible. Sabes que hay peligros, que quizás vayan a ver muchos obstáculos (una pinchad, una varada), pero no importa, estas tan enfocado en tu meta que sólo piensas en seguir adelante.  Y ¿qué pasa cuando te enfocas en hacer las cosas bien, sigues tu plan al pie de la letra y das lo mejor de ti? pues una solo cosa: logras lo que te has propuesto. Llegas a tu destino, a donde querías ir.  Así de sencillo.

Entonces, pregunto: ¿Acaso emprender una idea de negocio no es lo mismo que emprender un viaje? Si a mi me preguntan, diré que es exactamente lo mismo. Basta con leer los párrafos anteriores, pero con la idea preconcebida de que estamos hablando de un negocio y no de un viaje por carretera, para darnos cuenta que es exactamente lo mismo. debemos darnos cuenta que cuando iniciamos el viaje el pensar en lo que vamos a disfrutar y en la emoción de unas vacaciones, pesa más que cualquier miedo que tenemos, entonces nos arriesgamos y salimos, arrancamos.  Entonces porqué no hacer lo mismo con esa idea de negocio que tenemos hace tanto, la que ronda nuestra mente desde hace tanto tiempo.  Porqué no dejar nuestra zona de confort, encender nuestro motor y arrancar hacia donde queremos llegar.  "Un viaje de mil leguas comienza con un simple paso", pero si nunca lo damos, nunca llegaremos a nuestro destino.

Por eso, lo mejor que podemos hacer con cualquier emprendimiento - viaje que vamos a iniciar es centrarnos y enfocarnos en el ahora, en el camino, dejando de un lado por un momento el destino, sin olvidarlo claro, pero con la mente puesta en este momento, en lo que debo hacer hoy y ahora. Y recordando aquella hermosa frase de Serrat: Emprendedor "no hay camino, se hace camino al andar". De esta forma sólo hay un final: el éxito!!!